Detrás del Miedo

A lo largo de nuestra vida, las mujeres, o personas con vagina, visitaremos múltiples veces una consulta ginecológica. La recomendación de Sanidad Pública es hacerlo cada 1-3 años, dependiendo de las circunstancias individuales, sin embargo, más del 50% de las mujeres no seguirán esta recomendación. No es novedad que a casi ninguna mujer le gusta ir al ginecólogo. Desgraciadamente, sentir ansiedad, miedo, vulnerabilidad, vergüenza e incomodidad son parte de la experiencia común de muchas mujeres al visitar este especialista. Pero, ¿por qué lo vivimos de esta forma?
La falta de sensibilidad y empatía hacia una paciente en una posición extremadamente vulnerable, el juicio, la infantilización, el paternalismo, la falta de avance científico, la desinformación, el tabú o la normalización del dolor femenino son algunas de las formas sutiles de violencia patriarcal que sufrimos las mujeres con relación a nuestra salud íntima.
La falta de sensibilidad y empatía hacia una paciente en una posición extremadamente vulnerable, el juicio, la infantilización, el paternalismo, la falta de avance científico, la desinformación, el tabú o la normalización del dolor femenino son algunas de las formas sutiles de violencia patriarcal que sufrimos las mujeres con relación a nuestra salud íntima.

Una violencia que ocurre en un contexto médico donde aparentemente imperan los valores del cuidado y la atención, y dónde precisamente se espera todo lo contrario a violencia.



La violencia ginecológica afecta a la mitad de la población, es un problema sistémico y complejo en el que intervienen multitud de factores y del que todos participamos de forma más o menos consciente. Esta exposición busca detectar y desnormalizar estas situaciones como primer paso indispensable hacia una mejora.

