Javier Peña, Director General y Científico de Elisava, acaba de presentar 'Elementos 3', la tercera novela de aventuras de una trilogía lúdico-educativa cuyo objetivo es empoderar al lector, acercándole y haciéndole más comprensible el lenguaje de la materia. La recaudación de la venta de la novela se destinará a Educo, ONG centrada en la infancia y que durante la crisis del coronavirus lleva becas comedor a las familias con menos recursos para que puedan alimentar a sus hijos.
'Elementos' nos acerca de forma entretenida el lenguaje y el mundo de la materia. Con este objetivo, la novela da vida a varios personajes, que encarnan a los elementos químicos de la tabla periódica y que interactúan entre ellos y con su entorno.
Diversidad emocional contra la injusticia
Esta tercera entrega parte de la relación entre Al y Ger, dos alumnos que experimentan su primer amor y que debido a su relación serán rechazados y maltratados por sus compañeros de instituto. A partir de esta premisa, el autor nos habla de la importancia de entender el concepto de diversidad desde el punto de vista de la materia para así entender el mundo de forma más amplia y evitar discriminaciones e injusticias.
La tercera entrega de la novela está ya disponible (en papel y online) y es una lectura constructiva y divertida, ideal para estos días. Se trata además de una propuesta colaborativa, ya que la recaudación que genere se destinará a apoyar de forma directa a la infancia a través de Educo.
El lenguaje de la materia: clave para el empoderamiento
La trilogía Elementos puede leerse de forma independiente. Elementos 1 acerca al lector a la parte física del mundo, Elementos 2 a su parte mental, y esta tercera entrega nos acerca a la parte emocional.
Experto en química y materiales, Javier Peña defiende que el lenguaje de los elementos químicos es fundamental para interpretar nuestro entorno, una herramienta clave que nos empodera. Por ello defiende que el lenguaje de la materia debería ser enseñado ya en los colegios. Si ya lo hacemos con el lenguaje de las letras, el de los números y el de las notas musicales, ¿por qué no hacerlo con el de la materia, para entender nuestro entorno?