El año pasado generamos, recogimos y almacenamos más datos que en los 5.000 años anteriores de la historia de la humanidad. Hasta hoy no disponíamos de la tecnología para registrar la realidad a esta escala (ni para tanto selfie), pero ahora la tenemos en la palma de la mano. Y cómo nos gusta... Por desgracia, eso no significa que nuestras sociedades estén mejor informadas.
Los datos por sí solos enmascaran la realidad que describen, desdibujando su significado y embotando las emociones. Es difícil entender lo que significan dos grados de aumento de la temperatura media, o una tasa de transmisión del 1,5... o un millón de muertes, por ejemplo. En un mundo de terrícolas planos y hechos alternativos, transformar los datos en información comprensible y honesta es, más que una necesidad, una cuestión de supervivencia.
MADD house ha sido una serie de exposiciones de los/as alumnos/as del Máster en Data and Design de Elisava. Durante un mes, la galería de arte MUTUO se ha convertido en parte de su proyecto final y en un escaparate de pensamiento crítico, investigación, narrativas de diseño de datos e interacción.