Barcelona ha experimentado varios cambios en los últimos años. Las calles públicas, que antes eran la expresión de vida mediterránea vecinal, se han convertido en un espacio de tensión. El número de terrazas y restaurantes ha augmentado, y muchos residentes sienten que han perdido el equilibrio entre los espacios públicos y los privatizados. Entre 2019 y 2023, Barcelona ha cedido 17.000 m2 de su espacio público en las terrazas de bares y restaurantes.
Nuestro próximo movimiento determina el equilibrio de Barcelona entre lo público y lo privado. ¿Qué deseamos que sea la vida en la calle mediterránea? El Gremio de Restaurantes de Barcelona considera que las terrazas aportan vitalidad a la ciudad, así como prosperidad económica. Los residentes, en cambio, sufren un nivel de ruido y obstáculos que parecen insoportables y tienen la sensación creciente de que los intereses empresariales superan sus necesidades de calles de barrio donde vivir.